A veces, cuando la luna ilumina mis pasos, te recuerdo.
A través de tu amor, me enseñaste a amarme.
En el proceso de perderte, me perdí.
Cansado de mi mismo, me busco en alguien más.
Hoy me cuesta encontrarme.
Hace un par de meses escribí las líneas anteriores, que me susurró el
viento, pensando que más tarde podía sentarme a darles más forma.
Debería haberlo hecho, pero no fue así. Hoy vuelvo a tomarlas y me doy
cuenta que no estoy seguro de poder desarrollarlas más porque, en este
breve tiempo que pasó, pude encontrarme un poco y ya no estoy tan
perdido. Creo que la primer gran señal fue descubrirme nuevamente
cantando canciones infantiles u otras tonterías en cualquier lado.
Este año viene siendo bastante atípico. Acostumbrado a estar año tras
año con muchas actividades y poco tiempo para mí, sigo haciendo
bastantes cosas pero, al haberme atrasado en la facultad y estar
recursando materias que se me vencieron tras aprobar la cursada, casi no
estoy yendo a la facultad, salvo para rendir los exámenes, lo que me da
la oportunidad de dedicarme más tiempo. No es algo que esté bien y lo
sé, pero tras un quiebre emocional que tuve a fines de febrero me
propuse, por lo que restaba del 2013, no exigirme tanto y tomarme
algunas cosas con un poco más de calma, para por momentos hacer lo que
se me plazca y aprovechar pequeñeces que no llegaba a disfrutar por no
darme el tiempo.
Mi plan, en principio, era
buenísimo. Se me complicó cuando me di cuenta que, por alguna extraña
razón, los exámenes vienen siendo en las fechas más complicadas que
podría imaginarme, así que derrapé. El primer cuatrimestre no fue bueno.
El segundo vengo llevándolo simplemente bien, con lo necesario, lo que
no está tan mal, dadas las circunstancias. Así es que creo que, cuando
llegue fin de año, no me voy a sentir satisfecho de mi desempeño. Es
particularmente curioso porque, hace algunos años, cuando todo en mi
vida estaba desordenado y no tenía mucho de lo que aferrarme para
sentirme bien conmigo mismo, mi rendimiento académico era lo único de lo
que podía estar orgulloso. Supongo que buscando el equilibrio me pasé
de mambo. Sin embargo, me resulta particularmente interesante que, a
pesar de que yo no me siento a gusto por el hecho de haberme atrasado
con el programa y no obtener los resultados que desearía, charlando con
muchas personas descubrí que este cansancio es algo bastante común a mi
edad.
Por otro lado, hoy por hoy puedo decir que me
siento muy bien, todos los días. Es algo que antes no podía decir por
más que breves períodos de tiempo. Desde enero empecé a recuperar el
hábito de la lectura (creo que ya lo había dicho alguna vez) y es algo
que disfruto muchísimo.También he estado viendo más series y películas
que nunca. Acostumbrado a dormir poco desde hace muchos años, no cursar
me permite tomarme el lujo de dormir hasta tarde un par de días por
semana. La primera mitad del año estuve jugando muchos partidos de
fútbol con amigos y sigo haciéndolo, aunque quizás no tantos. Después
del viaje en julio a Río, empecé a correr con un grupo de entrenamiento
que armó un amigo y es algo que me gusta muchísimo. Vengo destinando más
tiempo para fortalecer el lazo con algunos amigos y estoy recuperándolo
con algunas personas con las que nos habíamos distanciado. Finalmente,
en cuanto a mis tareas pastorales, si bien entiendo que me queda mucho
por crecer y aprender, y reconozco que meto la pata más seguido de lo
que me gustaría, aún sabiendo que puedo hacer mejor las cosas, siento
que las hago lo mejor que puedo, siento que estoy ofreciendo mi vida por
completo a otras personas, y esto me hace sumamente feliz.
¿Por qué cuento todo esto? Pues debo confesar que me venía haciendo
falta escribir, que es algo que me sostiene mucho y me ayuda a ordenarme
desde hace años. Creo que estaba necesitando ponerle nombre a todas
estas sensaciones para terminar de entenderlas, para terminar de
entenderme. El verso 'Hoy me cuesta encontrarme' surgió a partir
de una crisis vocacional. Ahora, a pesar de tener algunas dudas por
momentos, creo que voy encaminado hacia lo que me siento llamado a
realizar con mi vida. Dicho así suena bastante simple, pero es algo cuyo
madurar requiere mucho esfuerzo.
Aunque haya
empezado hace un mes, recién hoy me parece que huele a primavera. Con
mis virtudes y defectos, con lo bueno y malo que me toca, con seres
queridos y otros no tanto, con delirios y locuras, y con mucha ayuda
para verlo, tengo la certeza de que la vida es algo bello. Canto solo
por la calle. Leo mientras camino. La luna ilumina mis pasos y sonrío.
Hoy me siento más vivo.