lunes, 4 de noviembre de 2013

Cuando la luna ilumina mis pasos

A veces, cuando la luna ilumina mis pasos, te recuerdo.
A través de tu amor, me enseñaste a amarme.

En el proceso de perderte, me perdí.
Cansado de mi mismo, me busco en alguien más.
Hoy me cuesta encontrarme.



Hace un par de meses escribí las líneas anteriores, que me susurró el viento, pensando que más tarde podía sentarme a darles más forma. Debería haberlo hecho, pero no fue así. Hoy vuelvo a tomarlas y me doy cuenta que no estoy seguro de poder desarrollarlas más porque, en este breve tiempo que pasó, pude encontrarme un poco y ya no estoy tan perdido. Creo que la primer gran señal fue descubrirme nuevamente cantando canciones infantiles u otras tonterías en cualquier lado.

Este año viene siendo bastante atípico. Acostumbrado a estar año tras año con muchas actividades y poco tiempo para mí, sigo haciendo bastantes cosas pero, al haberme atrasado en la facultad y estar recursando materias que se me vencieron tras aprobar la cursada, casi no estoy yendo a la facultad, salvo para rendir los exámenes, lo que me da la oportunidad de dedicarme más tiempo. No es algo que esté bien y lo sé, pero tras un quiebre emocional que tuve a fines de febrero me propuse, por lo que restaba del 2013, no exigirme tanto y tomarme algunas cosas con un poco más de calma, para por momentos hacer lo que se me plazca y aprovechar pequeñeces que no llegaba a disfrutar por no darme el tiempo.

Mi plan, en principio, era buenísimo. Se me complicó cuando me di cuenta que, por alguna extraña razón, los exámenes vienen siendo en las fechas más complicadas que podría imaginarme, así que derrapé. El primer cuatrimestre no fue bueno. El segundo vengo llevándolo simplemente bien, con lo necesario, lo que no está tan mal, dadas las circunstancias. Así es que creo que, cuando llegue fin de año, no me voy a sentir satisfecho de mi desempeño. Es particularmente curioso porque, hace algunos años, cuando todo en mi vida estaba desordenado y no tenía mucho de lo que aferrarme para sentirme bien conmigo mismo, mi rendimiento académico era lo único de lo que podía estar orgulloso. Supongo que buscando el equilibrio me pasé de mambo. Sin embargo, me resulta particularmente interesante que, a pesar de que yo no me siento a gusto por el hecho de haberme atrasado con el programa y no obtener los resultados que desearía, charlando con muchas personas descubrí que este cansancio es algo bastante común a mi edad.

Por otro lado, hoy por hoy puedo decir que me siento muy bien, todos los días. Es algo que antes no podía decir por más que breves períodos de tiempo. Desde enero empecé a recuperar el hábito de la lectura (creo que ya lo había dicho alguna vez) y es algo que disfruto muchísimo.También he estado viendo más series y películas que nunca. Acostumbrado a dormir poco desde hace muchos años, no cursar me permite tomarme el lujo de dormir hasta tarde un par de días por semana. La primera mitad del año estuve jugando muchos partidos de fútbol con amigos y sigo haciéndolo, aunque quizás no tantos. Después del viaje en julio a Río, empecé a correr con un grupo de entrenamiento que armó un amigo y es algo que me gusta muchísimo. Vengo destinando más tiempo para fortalecer el lazo con algunos amigos y estoy recuperándolo con algunas personas con las que nos habíamos distanciado. Finalmente, en cuanto a mis tareas pastorales, si bien entiendo que me queda mucho por crecer y aprender, y reconozco que meto la pata más seguido de lo que me gustaría, aún sabiendo que puedo hacer mejor las cosas, siento que las hago lo mejor que puedo, siento que estoy ofreciendo mi vida por completo a otras personas, y esto me hace sumamente feliz.

¿Por qué cuento todo esto? Pues debo confesar que me venía haciendo falta escribir, que es algo que me sostiene mucho y me ayuda a ordenarme desde hace años. Creo que estaba necesitando ponerle nombre a todas estas sensaciones para terminar de entenderlas, para terminar de entenderme. El verso 'Hoy me cuesta encontrarme' surgió a partir de una crisis vocacional. Ahora, a pesar de tener algunas dudas por momentos, creo que voy encaminado hacia lo que me siento llamado a realizar con mi vida. Dicho así suena bastante simple, pero es algo cuyo madurar requiere mucho esfuerzo.

Aunque haya empezado hace un mes, recién hoy me parece que huele a primavera. Con mis virtudes y defectos, con lo bueno y malo que me toca, con seres queridos y otros no tanto, con delirios y locuras, y con mucha ayuda para verlo, tengo la certeza de que la vida es algo bello. Canto solo por la calle. Leo mientras camino. La luna ilumina mis pasos y sonrío. Hoy me siento más vivo.