lunes, 25 de agosto de 2014

Situaciones III

Clínicas

El 29 de mayo nació Emma, la primogénita de uno de mis mejores amigos. No me dieron los horarios para ir a conocerla el mismo día, y tampoco quería molestar. Cuando llamé a mi amigo para felicitarlo le pregunté dónde estaban y me respondió que era “la Clínica del Niño y la Madre, ¿viste por Colón?”.

Esa semana mamá estuvo internada. Los horarios de visitas me permitieron pasar a verla por la Clínica 25 de Mayo para luego ir a conocer a la pequeña. Me encontré con mi hermana y cuando terminó el horario de visita con mamá fuimos caminando para el lado de la Av. Colón.

Mientras charlábamos le comenté, o eso pensé, que iba a la clínica por Colón al 2700, pero quizá dije que iba a la Clínica Cólon (ubicada en Colón al 3700). En consecuencia, al llegar a la avenida, yo amagué a doblar hacia la izquierda, siendo que mi hermana iba para el mismo lado, pero ella me dijo: “Perá boludo, la Colón está media cuadra para este lado (la derecha)”. Me llamó la atención la altura, porque estaba seguro de que yo tenía que ir al 2700, pero confié en el buen criterio de mi hermana, en especial teniendo en cuenta que a veces soy algo despistado.

Nos saludamos, entre a la clínica, pregunté por la habitación y tomé el ascensor con una mujer que casualmente iba también al tercer piso. Ante la puerta del hall de habitaciones suele haber un hombre de seguridad que ayuda a orientar a los visitantes. Le indicó a la mujer que la acompañaría y cuando yo le consulté por la novia de mi amigo y su hija, que había nacido el día anterior y estaban en la habitación 310, el hombre me miró raro y me dijo: “A ver, esperame un segundo que acompaño a esta mujer y vemos, porque me parece que en la 310 hay un hombre internado”.

Me pareció extraño e intuí que algo raro había. Mientras esperaba un minuto, cuando giré la vista hacia la pared me di cuenta (recién en ese momento) que estaba en la Clínica Colón y yo quería ir a la Clínica del Niño y la Madre. Pensé en salir corriendo para no pasar verguenza, pero ya estaba jugado. Esperé a que volviera el hombre y le expliqué. “Claro -dijo- la otra es al 2700 y esta al 3700, las dos tienen plazas enfrente... Puede pasar”. No me consoló demasiado.

Cuando estaba por subir al ascensor volvió la mujer y me preguntó amablemente: “¿Vos también te equivocaste de piso?”
“Nono -respondí-. Yo me equivoqué de clínica”.

La verguenza valió la pena por la expresión de su cara.


Saludo

Un fin de semana en el que no pude quedarme a misa en mi comunidad el sábado, tuve intenciones de ir a la del domingo a las 10 hs, pero no me pude levantar a tiempo, así que terminé yendo a una de las capillas a las 11.30 hs.

Cuando llegué, me senté en el tercer banco desde el fondo y al minuto se sentó en el banco de adelante quien pensé era una amiga. Se vestía como mi amiga; tenía el pelo como mi amiga; la altura y el color de piel eran como los de mi amiga. Me acerqué y le di un beso. No era mi amiga...

No fue raro que la mujer girara y me mirara sorprendida. Imagino que los ojos se me abrieron a más no poder y me puse bastante rojo. Le pedí disculpas y le dije que la confundí, lo que tomó sin problemas y con algo de gracia. Por mi parte, caí en cuenta que soy mandado a hacer para pasar verguenza...


Des-can-so

Una cosa que me llama la atención es que, más allá de todas las preocupaciones, sueño, agotamiento, cosas por hacer, confusiones o yoquesés que pueda tener, siempre reacciono de la misma forma al ver perros acostados por la calle. En especial en días de frío o calor extremos, al ver a uno de estos bellos animales acostados en la calle, automáticamente trato de observar su respiración. Me invade un extraño e injustificado miedo a que no lo hagan, con lo que ello implicaría. Sin embargo, siempre que me detengo unos segundos termino viendo cómo respiran profundo para suspirar, o levantan la cabeza por algún ruido. Ese momento siempre sabe generarme una curiosa tranquilidad o paz, que no estoy seguro de entender del todo. En la mayoría de los casos es muy probable que no vuelva a verlos, entonces, ¿cómo tienen ese efecto en mí? Creo que la respuesta es simplemente que la vida siempre es bella en sí misma.

Situaciones II

Higo

Yo: -Hoola, buen día
Señora: -¿Alfajores de fruta tiene?
Yo: -Hola, ¿qué tal? Buen día
Señora:-Alfajores de fruta
Yo: -Sí, ¿qué tal?
Breve silencio.
Yo: -Son estos de acá, los verdes, que dicen "fruta".
Señora: -Ah. Y, ¿de qué fruta?
Yo: -De membrillo, con baño de azúcar.
Señora: -¿De qué?
Yo: -De membrillo.
Señora:-Y, ¿de qué más?
Yo: -El alfajor de fruta es el de membrillo. Sino también tenemos los de frutilla, que tienen una crema de frutilla de relleno y un baño de chocolate negro.
Señora: -Y...¿de higo no?
Yo: -Disculpe, ¿cómo?
Señora: -De higo.
Yo: -No, señora. Acá en Mar del Plata tradicionalmente el alfajor de fruta es el de membrillo.
Señora: -Entonces de higo, pera, durazno, ¿no?
Yo: (Sonriendo) -No, señora. Acá en Mar del plata el de fruta es el de membrillo. Si quiere de higo, pera, durazno, manzana u otras frutas puede ir a una dietética o a una provincia del interior...
Señora: -Ah, qué lástima que no tienen. Tendrían que tener.

Yo en mi cabeza: ...o puede irse a freír churros


Préstamo

Hoy me pasó algo bastante curioso...más que de costumbre.
Yo iba caminando leyendo tranquilo por mi barrio cuando una mujer que iba por la vereda en sentido contrario me llamó la atención.

Me dijo que me veía siempre caminando por la calle Uruguay y le sorprendía que pudiera leer mientras caminaba, que le parece "una habilidad admirable". También dijo que observaba que soy buen lector mientras miraba mi libro de 700 páginas. Me preguntó si estudio Letras, a lo que respondí sinceramente que estudio Ingeniería, lo que la desubicó un poco más. Acto seguido me preguntó qué me gusta leer, me comentó que les cuenta a sus alumnos (es profesora de Letras) acerca de mí y finalmente me invitó a acercarme a su casa algún día, para prestarme un libro.

Yo tampoco termino de entender mucho cómo puedo experimentar una situación tan interesante un día como cualquier otro, pero creo que es fascinante y, por alguna extraña razón, me llena de alegría.

Supongo que simplemente me parece genial conocer personas que le prestan atención a los detalles.


Buen día

Mamá: (media dormida) -Ay, como llueve...
Yo: -Ma, es la ducha

Empezar el día con una sonrisa siempre es bueno


Pánico

Hoy en el trabajo encontré, de casualidad, el botón de pánico. No pensé que era un botón de pánico. No sabía que teníamos botón de pánico. No tiene pinta de botón de pánico. Lógicamente, lo apreté...

Inmediatamente después llamé al técnico cafetero porque la cafetera no andaba. Cinco minutos después sonó el teléfono. Era la alarma. "Ahhh, así que eso es un botón de pánico- dije-. Sisi, no, está todo bien, no sabía qué era". Apenas corté, llegó el técnico cafetero.

A los 15 minutos llegó un chabón de seguridad o algo así preguntando si estaba todo bien.

A la media hora (por lo menos), llegó la policía. En ese momento no me quedó otra opción que creer que es un botón de pánico.

Moraleja:
Si alguna vez me quieren robar en el local, hay que llamar al técnico cafetero.

Situaciones I

Vegetariano

En el trabajo
Mati (mi jefe): - Che Vic, ¿vos sos vegetariano?
Yo pienso: ''¡¿Qué carajos?!''
Yo: - Ehh, no... ¿Por?
Mati: - Ahh, no, porque como vos siempre le ponés tanta garra a todo... ¿Viste que dicen que los vegetarianos tienen como más pilas y energía?
Yo: - Ahh, ¿sí? ¡Mirá! No, no soy vegetariano...
Silencio curioso...

Definitivamente el mundo es un lugar interesante

Libreta Sanitaria

IN-CRE-I-BLE
Para la libreta sanitaria laboral ahora dan solo 50 números en el día.
Fui el nº 51...
No se imaginan mi cara...
Cosas que le tienen que pasar a alguien.
Cosas que me pasan a MI.
...
Teniendo en cuenta que para hacer la libreta sanitaria, llegando a las 5.40, ayer fui el nº 51, un razonamiento lógico sería pensar que llegando alrededor de las 5 podría asegurarme, cuanto menos, estar entre los 40 y algo, ¿verdad?
El tipo va a las 5 y se encuentra con 70 personas...
...
Parece que después de todo la 3º es la vencida che...
Hoy al fin, yendo a las 4.30 y gracias a la lluvia, estuve entre los primeros 20.
Libreta Sanitaria Laboral: ¡no me ganaste!
Lástima que salí y la bici no estaba...
Es chiste. Hubiese sido demasiado jajaja.

Prócer

Dos abuelitos charlando en un café:

Él: - Es así, esta es Belgrano, la otra es Rivadavia y la otra San Martín. ¡Los próceres!
Ella: - Claro, los próceres son paralelas y las provincias están cruzadas, per-pen-di-cu-lares.
Él: - Por eso te digo, los próceres... Pero no están todos, falta Carlos López.
Ella: - Ahh pero viejo, vos estás vivo. Primero tenés que morirte y esperar por lo menos unos 10 años para ser prócer.

Héroe

A un mes de cumplir 22 años de nacimiento, doné sangre por 10º vez. Durante la extracción vi un afiche que decía: “Los superhéroes usan capa. Los héroes de verdad donan sangre”.

De chiquito, supongo que como muchos, soñaba con ser super-héroe. Me fascinaba la idea de tener poderes pero, sobre todo, tener la oportunidad de salvar personas y hacer algo para mejorar el mundo.
A medida que fueron pasando los años no perdí ese sueño, aunque pasó a ser algo más realista, no por ello menos lejano.
En estos días una verdad me golpeó y maravilló. No es algo nuevo, pero algunas cosas nos vuelven a sorprender al recordarlas. No hace falta tener super-poderes, mucha plata, ser de otro planeta o usar capa para ser un héroe y salvar vidas. Tampoco es necesario ser médico, policía, rescatista o bombero (aunque es algo admirable). Hoy puedo decir con orgullo que estoy salvando vidas.

Teniendo en cuenta que cada extracción son alrededor de 500 ml, llevo donando aproximadamente 5 litros de sangre. Una persona adulta suele tener entre 4 y 5 litros de sangre, lo que significa que ya he donado suficiente para llevar a cabo una transfusión completa. 5 litros y contando...

Hoy puedo decir que doy mi vida por otros, en cuerpo y alma. Con una sonrisa algo vergonzosa puedo pensar que soy una especie de héroe. ¡Vos también podés serlo!