lunes, 10 de febrero de 2014

Honestidad

   Por alguna extraña razón siempre que se acerca un nuevo año tendemos a evaluar de alguna forma el que termina. Hoy no tengo intenciones de dar un informe detallado de mi 2013 porque suelo irme por las ramas y no creo que a nadie le resulten tan interesantes todas las cosas que me pasan por la cabeza. Sin embargo, quiero rescatar un aspecto en particular: fue un año de aprendizaje sobre mí mismo.

   Y cualquiera podría pensar que, estando a un mes de cumplir 23 años y 8 meses de vida, ya debería conocerme bastante. Resulta que algo maravilloso de la vida es que uno siempre se puede seguir asombrando de sí mismo. Cada vez que me río a carcajadas sin que haya nadie cerca, me gusta pensar en qué tan seguido otras personas se reirán de la misma forma. Es algo sumamente personal y fascinante. Al menos, lo es para mí.

   De cualquier forma, hoy me siento a escribir a partir de una situación algo rara. Lo cierto es que de vez en cuando me ataca cierta intriga acerca del comportamiento o ideas de los demás. La mayoría de las veces sólo dura un momento. Cada tanto, me animo a hacerle algunas preguntas a algunos amigos o amigas. Anoche se me cruzó una idea que me resultó muy atractiva y, por tanto, me pintó el raye de empezar a hacerle la misma pregunta a diferentes personas:

“¿Qué es lo que más te gusta de vos?”

   La pregunta apareció en una de esas conversaciones que suelo inventar en mi cabeza, imaginando posibles situaciones con personas importantes para mí. Sin llegar a oír una respuesta por parte de mi mejor amiga (aún en ese estado de abstracción), me di cuenta que era probable que me replicara la pregunta. ¿Qué respondería entonces? Tuve que tomarme cuanto menos cinco minutos para estar seguro de lo que debía decir.

   Así me di cuenta que no es algo que uno se plantee todos los días y que, más allá de la respuesta, el proceso de hallarla es algo importante para el conocimiento personal. Implica examinar cada aspecto de uno, con sus pro y sus contra, llegando incluso a llevar a pensar en el opuesto. Implica, quizás, redescubrir algo del pasado que quiero recuperar. Implica, una vez alcanzada la meta, darse cuenta que por esa única cosa, que a lo mejor me hace diferente, puedo mirar al espejo y sonreír, amarme, mostrarme como soy, crecer en eso y gracias a eso.

   No pude evitar preguntarle a una, a otra, a uno, a otra, a otro, etc. Me atraía de sobremanera conocer las posibles respuestas que podía recibir pero, sobre todo, me interesó que cada una de las personas a las que les planteaba esta inquietud se hicieran la pregunta y realizaran el proceso. Algunos tendieron a simplificarlo al plano físico, dando una respuesta bastante rápida. Luego, se tuvieron que tomar unos momentos para descubrir lo que más les gusta de su persona en cuanto a actitudes, virtudes, etc. Se ve que algunos ya lo habían pensado en algún momento porque no les llevó más de dos minutos. A un par les tomó un rato más. Otros aún no me respondieron.


“Ehh, me gusta mi demostratividad de cariño. Jaja. Creo ser un poco tierna”.

“Mi dependencia de Dios”.

“Lo que más me gusta es mi compromiso y la responsabilidad con que me tomo las cosas. Que si digo que sí, es porque realmente lo puedo hacer (ya que tengo el tiempo y las ganas) y no lo voy a hacer a medias”.

“No sé bien cómo describirlo. Tiene que ver con la forma de relacionarme en algunos lugares... Eso que tengo que hace que a algunos les caiga re bien y a otros re mal, jaja”.

“Emm... Preocuparme por las personas y ponerme en el lugar de ellas”.

“La buena relación que tengo con mi familia”.

“Me gusta de mí la capacidad que tengo de ver y enfrentar mi vida, como tambien lo que significa superarme”.

“Mi capacidad de entender las cosas y entenderlas bien, a traves de mi inteligencia”.

“Mi luz”.

“Mi simpatía hacia los otros”.

“En este momento de mi vida, mi fe. No sé sí es grande o pequeña, pero sin ella mi vida mucho sentido no tendría”.

“Lo que más me gusta de mí es mi fortaleza y la capacidad de pensar antes de actuar por impulso. Tuve que enfrentarme a muchas situaciones complicadas, he caído, vuelto a levantarme o simplemente mantenerme fuerte de cosas que nunca me hubiese imaginado. Así que creo que eso es lo que más me gusta de mí, o una de las cosas que más valoro”.


   A medida que leía, me divirtió mi elección de palabras para plantear la cuestión. El “gustar” puede relacionarse fácilmente con el gusto, el sabor. Cada respuesta tiene un sabor propio, una impronta propia, una identidad propia, porque su autor es único. Quizás por eso no obtuve dos respuestas iguales.

   Invito a todos a hacerse la misma pregunta. Más allá de lo que cada uno pueda decir, que es ya valioso en sí, me parece que es importante no perder de vista una cosa. Uno de mis amigos, mientras pensaba qué contestar, lo puso de una manera muy simple: “Me preocupa que nunca me había puesto a pensar en esto”. Creo que es una muy buena idea, de tanto en tanto, pensarlo por un momento, de la misma forma que, de tanto en tanto, me gusta frenar un minuto y ponerme la mano en el pecho para sentir cómo late mi corazón.

   Especialmente hoy me atrae la idea de hacer ambas cosas... y ofrecerlas.

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