jueves, 22 de agosto de 2013

Crónicas de un viaje inolvidable (2º día)

Bitácora personal de la Jornada Mundial de la Juventud - Río de Janeiro 2013

   Teniendo en cuenta que pude participar de una experiencia que muchos no tienen la oportunidad de vivir y sumando mi humilde afición a escribir, decidí plasmar lo más significativo con dos objetivos.
   En primer lugar, más allá de que queda todo guardado en el recuerdo, con el tiempo algunas cosas se pueden desdibujar en la inmensidad de la memoria, por lo que con un texto como este, solo debo tomarme unos minutos para tener la posibilidad de volver en cuerpo y alma a esos maravillosos días,recordando cada detalle.
   En segundo lugar, pensaba en todos mis amigos que miraron las pantallas de la televisión o leyeron el diario para tratar de estar un poco más cerca, a la distancia.Publicando el siguiente diario personal de viaje, puedo compartirlo con cada uno y, así, ellos también pueden participar de mi alegría.
   Son notas muy subjetivas, ya que no tengo la intención de presentar una evaluación del evento ni un tour turístico. Sepan disculpar si me voy por las ramas en algunos momentos; resulta que, para mí, los detalles son importantes y permiten pintar una imagen más cercana y personal de lo ocurrido.
   Sin extenderme más,agradezco que te tomes un tiempo para leer las locuras de alguien que no se encuentra solo en su locura.


Lunes 22 de julio de 2013

    Nos levantamos a las 08.00 porque nuestro amigo voluntario, Ale, quería pasar un rato con nosotros en su día libre. Aunque lo cierto es que después del viaje estábamos muy cansados y preferíamos dormir más, ir temprano a la playa valió la pena.

   Me encantaría dibujar una imagen cercana, pero es difícil describir algo tan bello. Todo lo que venimos recorriendo, incluída la playa, es muy limpio y también hay clasificación de basura (papel; vidrio; plástico; metal; y no reciclable), aunque no siempre se ven las bolsas o tachos de residuos correspondientes para todas las clases.La arena es casi blanca, fina y con una textura que al caminar se siente como maizena o azúcar impalpable. El agua es bastante templada y clara, muy clara. Las olas tiene una gran fuerza al romper y, como no hay escolleras, es un espectáculo para ver. Volteando en cualquier dirección se observan 'morros' (cerros) y el panorama me recuerda a la playa en la Isla del Sol, en Bolivia, que visité hace casi 5 años, durante mi último viaje inolvidable.

    La Jornada todavía no empieza y ya se ven personas de todas partes del mundo, con predominio latinoamericano, como era de esperarse. Se vive un clima sumamente agradable, con muchos saludos entre desconocidos. Algunos periodistas locales nos frenaron algunas veces en la calle para charlar sobre el evento y sobre el Papa.

    Cerca del mediodía seguimos caminando por la costa hacia el lado de Ipanema y nos cruzamos con un amigo de Mar del Plata. Quedamos en encontrarnos a la noche, después de la misa especial para la delegación argentina en la Catedral Metropolitana, para ir juntos a comer o tomar algo. Cuando nos agarró hambre, caminamos unas cuadras adentro hasta encontrar un supermercado. Después nos dirigimos de vuelta al departamento. La vuelta resultó más larga que la ida. Llegamos y nos turnamos para bañarnos mientras cocinábamos y comíamos pizza.

    Tipo 15.30 nos tomamos el metro para ir al centro. Una periodista nos había contado que el Papa Francisco, tras llegar a la ciudad, recorrería el centro, saliendo desde la Catedral con el Papa-móvil. Incluso sabiendo que es muy probable que hayan restaurado muchas cosas en Río de Janeiro para el evento, el metro me resultó mucho mas agradable que el subte en Bs. As. Bajamos en la estación Carioca, junto a muchos peregrinos que tenían la misma intención que nosotros. Apenas salimos a la calle, todo fue impresionante.

    La gente se amontonaba sobre las vallas que marcaban la ruta que seguiría Francisco. La expectativa era muy grande y había mucha alegría. Por alguna razón, cada vez que pasaban helicópteros, todos gritaban y saludaban. Cuando el Papa empezó el recorrido, ya muchos empujaban, lo que no me gustó para nada. Como soy petiso, era obvio que no iba a poder ver mucho, ya que teníamos algunas personas adelante, por lo que alcé a Calvito a mis hombros, que pudo grabar un buen video, gracias a que estábamos a unos 5 metros del Papa cuando pasó. Luego de que pasó, muchos empezaron a seguirlo y algunos lloraban de emoción.

    La Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro de jóvenes con el Papa, es decir, tiene dos dimensiones. Algunos estamos más motivados por el encuentro con jóvenes de todo el mundo y a otros les interesa más estar cerca del Papa. Los puntos medios son razonables pero, en la medida que se le presta demasiada atención a una de las dimensiones, despreciando de alguna forma la otra, se corre el riesgo de perderse la mitad de la JMJ. Para ser brutalmente sincero, personalmente, ver pasar al Papa de cerca no me generó tanto, ni me moría por verlo de cerca. Escucharlo hablar, ¡es otra cosa! Aunque no quiero adelantarme. Así, mientras muchos buscan a Cristo en el Papa y, sin dudar que Francisco es un muy buen reflejo, yo lo encuentro más cercano en la peregrinación de tanta juventud alegre, feliz de expresar su fe con cantos, pasos y saludos.

   Después de aquella escena, fuimos a la Catedral, que tiene una forma muy particular. Lo primero que pensé, en mi ignorancia, es que intenta combinar arquitectura nativa, porque me recuerda a pirámides mayas (aunque nohe visto ninguna personalmente). El interior es fascinante. Todo el edificio está diseñado en forma circular en torno al altar y a un Cristo crucificado que cuelga desde el techo, casi en el centro del gran ambiente. También hay unos inmensos vitrales que, por lo que escuché y por algunas fotos que vi, resultan un espectáculo admirable cuando los atraviesa la luz del sol. De a poco, se llenó con miles de argentinos. La misa fue algo difícil de seguir por el murmullo de momentos y un sonido que no convencía, pero fue muy emocionante el silencio que se generó durante la Consagración. Para mi sorpresa, muy pocos peregrinos se quedaron sin compartir la Eucaristía, ya que el momento de la comunión estuvo muy bien organizado. Al parecer, Francisco acompañó la misa rezando en el subsuelo de la Catedral, para acompañarnos.



    Terminada la misa, nos encontramos con varios amigos de Mar del Plata y, con algunos, fuimos a pasear un poco, buscando un lugar donde comer. Éramos 14, muchos grupos tuvieron la misma idea y era tarde (factor que pesa teniendo en cuenta que en Brasil cenan temprano), por lo que fue algo complicado. Nos decidimos por un restaurante que tenía lasagna como plato del día, pero no le quedaba. Eran alrededor de las 22.00.Saludamos y nos tomamos el metro para cenar en 'casa'.

    Nos habíamos quedado con ganas de comer lasagna, pero no conseguimos. Compramos pan, fiambre y unas cervezas para probar. Compartimos unas risas y nos acostamos alrededor de las 00.00. Todo el día fue increíble...¡y la Jornada en sí ni siquiera había comenzado!

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